Por circunstancias familiares, siempre le he tenido un especial cariño a Euskadi, siempre me ha parecido un lugar mágico y lleno de una luz diferente. Una luz difícil de ver, pero que cuando la descubres ya no hay marcha atrás, te atrapa más que cualquier otro lugar.
Bilbao tiene un casco viejo lleno de interés. El puente de la Merced construido en 1937 consigue unir las dos orillas de la ría bilbaína. El Mercado de la Ribera, lleno de color por sus grandes vidrieras. La plaza nueva, en la que se encuentra la Euskaltzaindia, la RAE del euskera, es característica por sus palmeras y las tabernas que la rodean para hacer de los pintxos la comida típica.
En definitiva, los paseos, el Ayuntamiento, las tiendas, los pintxos, la gente, las calles... consiguen que no quieras salir de alli.
Y cuando conoces Getxo y la playa de las Arenas, no te queda ninguna duda. El Puente Colgante es digno de admiración. Es una estructura de hierro que une Getxo con Portugalete salvando la ría del Nervión. Funciona las 24 horas transportando personas, pasajeros y vehículos. En julio de 2006 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Desde el paseo marítimo no puedes dejar de mirar. A la derecha, las casas con siglos de antigüedad y modernizadas con los años de las familias burguesas vascas del siglo XIX. A la izquierda, el mar, un mar rodeado de monte por todas partes.
Bilbao, es uno de los rincones que no os podeis perder. Ongi Etorri :)